La final en el Volcán fue muy intensa, con dos equipos entregados por completo a lo largo de los 90 minutos; fue un gran partido, que mantuvo al público al filo de la butaca. La experimentada delantera Desirée Monsiváis fue la jugadora que más intensidad le puso a las acciones, teniendo constantes roces con las futbolistas de Tigres. Para ella era un partido muy especial y lo dejó muy claro en todo momento, jugando en ambas áreas, desgastándose físicamente y discutiendo con todo mundo.
Fue Desirée quien contagió a sus compañeras para que jamás bajaran los brazos y por eso llegó la recompensa a los 90 minutos, cuando las Rayadas lograron el 1-0 (1-1 global) y obligaron a que el título se definiera en la fatídica tanda de penaltis.
Monsiváis sin duda fue la mejor jugadora del Monterrey a lo largo del torneo, y este lunes 14 de diciembre en la tanda de penaltis asumió la responsabilidad cobrando el primero, intimidando a la portera felina, a la que le presumió tres veces el escudo de su camiseta antes de convertirle el gol.
Después, la suerte no estuvo con las Rayadas en los penaltis, en los que fallaron tres remates. Así que Tigres se coronó en casa, y mientras las jugadoras universitarias festejaban en medio de la cancha, Desirée se fue del campo con la frente en alto, mirando a todo mundo a los ojos, sabiendo que dejó el alma y el corazón en una final espectacular, en un partido en el que corrió, luchó, peleó y estuvo muy cerca de tumbar a las todopoderosas Tigres en su propio feudo.